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Illimani Patiño

13 junio, 2019

WeChat: el ‘Whatsapp chino’ le permite al gobierno el control total de la población

Tal como en ‘1984’, el famoso libro de George Orwell, el gobierno chino ha logrado un control social nunca antes visto en las sociedades modernas mediante formas de vigilancia y castigo que podrían ser categorizadas, en lo menos, como ‘caricaturescas’.

El año pasado, por ejemplo, inició el sistema de puntos en el cual los ciudadanos se clasifican entre ‘buenos’ y ‘malos’ mediante la vigilancia de 180 millones de cámaras distribuidas en todo el país, las cuales monitorean actividades como tirar una basura al suelo, usar un boleto de transporte público caducado o fumar en sitios públicos. Si tienes un puntaje negativo, no podrás salir del país o tomar vuelos internos.

(Gilles Sabrié/The New York Times)

A esto se le suma WeChat (Weixin 微信), la red social más importante del país oriental que cuenta con más de mil millones de usuarios activos. Este sistema, nacido en 2011, no sólo es una red de mensajería sino que también incluye servicios como transporte compartido, envío de comidas, transferencia de dinero e, incluso, funciona como sitio de citas al estilo tinder.

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La aplicación ha logrado combinar los servicios que en occidente prestan 10 aplicaciones diferentes, haciéndola indispensable para el desarrollo normal de las actividades de los chinos y residentes.

Pero WeChat no está exento del férreo control del Partido Comunista que domina el gobierno oriental. Tal como lo relato Stephen McDonell, periodista de la BBC para China, el gobierno usa esta aplicación como método para revisar las actividades y posturas políticas de sus usuarios.

McDonell fue sancionado recientemente por publicar en la red social fotos de la conmemoración de la masacre de Tiananmen, donde en 1.989 fueron asesinados miles de estudiantes por parte del gobierno chino.

La notificación «esta cuenta tiene sospechas de divulgar rumores maliciosos y ha sido bloqueada» apareció horas después de publicar las fotos. Inmediatamente, a McDonell se le dio la opción de aceptar la acusación para poder iniciar el proceso de desbloqueo.

Pero eso no fue lo más angustiante. Posteriormente, el periodista debió enviar fotos suyas, sus huellas dactilares y grabaciones de su voz en mandarín. Seguramente McDonell ahora hace parte de una lista de sospechosos del gobierno chino, pero ¿Por qué decidió seguir todos estos pasos? La realidad es que la mayoría de chinos usa esta aplicación, por lo tanto desconectarse de ella significa perder toda relación social y laboral dentro del país.

Esto nos remite a la pregunta ¿Vale la pena sacrificar toda la privacidad por hacer parte de una entramado social? ¿Es posible limitar a los gobiernos en el control de nuestras vidas mediante el mundo virtual? En China, al parecer, es imposible.

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