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Stiven Cartagena

1 noviembre, 2018

Mitos y verdades a la hora de cambiar de celular

No hay ninguna persona en el mundo que no haya escuchado la frase «Ya no hacen las cosas como antes. Hace unos 20 años, comprabas algo y te duraba toda la vida». Un mito que se convirtió en una leyenda urbana y que va en boca de todos generación tras generación, pero que no es del todo cierto. Si viajamos tres décadas en el pasado, el mercado de consumo era mucho más reducido, por lo que existían menos productos para vender. Y, realmente, los dispositivos fallaban al igual que ahora, luego de cierto tiempo.

La famosa obsolescencia programada, es un término que se empezó a utilizar en los años 50, pero que viene desde más atrás en la historia, cuando ciertos fabricantes de bombillos, en los años 20 se dieron cuenta de que, si vendían sus productos hechos con piezas de carbono, los bombillos no se quemarán nunca, haciendo que su negocio tuviera una vida corta. La manera de subsistir en el mercado fue creando una alianza mundial para usar un material diferente como el tungsteno, que redujo la duración de los bombillos a 1000 horas de uso.

Por su parte, los que estaban en contra de la teoría de que se fabricaran productos que en el corto o mediano plazo empezarán a fallar y deberían ser reemplazados aseguran que eso es algo planificado por las empresas para poder anunciar dispositivos nuevos, con el fin de obtener más ingresos. A esto se le llama obsolescencia programada.

Básicamente, existen varios puntos para analizar, esto porque hay algunas teorías que son las causantes de varios mitos. En el mundo actual de la telefonía móvil, el hecho de pensar en un teléfono que haya sido utilizado durante varios años como el DynaTAC o el famoso StarTAC de Motorola, son una utopía.

Lo anterior se debe principalmente a la velocidad y profundidad cada vez mayores de los avances tecnológicos, esto se resumen en la conocida «Ley de Moore» que asegura que los dispositivos duplican su poder de procesamiento cada 18 meses. Esto deja ver que los aparatos que salen al mercado con cierto precio tienen gran probabilidad de ser mucho más competitivos contra aquellos lanzados a un mismo valor pero con unos meses de antigüedad.

Es aquí donde las compañías aprovechan para hacer de las suyas, pues aquellas empresas que ven cómo la preferencia de los consumidores migra hacia lanzamientos más recientes de sus competidores, se ven obligadas a reemplazar los productos propios por otros mejores para mantenerse vigentes.

De esta manera, se podría decir que el concepto de obsolescencia programada es una consecuencia casi inevitable de la propia exigencia de los consumidores, que siempre demanda más de sus dispositivos: más fluidez, mayor almacenamiento, mejores cámaras, más batería, entre otras. Por eso no es normal que, según datos de Greenpeace y Statista, la mitad de los consumidores cambien de teléfono cada dos años.

Otro de los mitos es de la durabilidad artificial. El mismo asegura que si bien los equipos son sólidos, la fragilidad se encuentra en sus componentes, como la batería, pantalla, botones e incluso la versión del sistema operativo. Adicional a esto, cabe resaltar que los componentes de cualquier dispositivo tienen cierta vida útil. Bien sea por el desgaste del material o por el uso intensivo. Y a pesar de que muchos digan que no, las empresas suelen utilizar materiales de buena calidad, para que el producto final tenga mucha más probabilidad de ser vendido. A causa de esto, es falso decir que el arreglo o reemplazo de los distintos componentes debería ser algo sencillo y más asequible.

Por otra parte, los desarrolladores de sistemas operativos no crean versiones de software con fecha de caducidad. Sin embargo, las compañías de software son acusadas por ralentizar las versiones existentes de manera paulatina cuando lanzan una nueva. Muchos programadores de marcas líderes del mercado negaron rotundamente la acusación, asegurando que simplemente la complejidad de la programación de los propios sistemas los lleva a contener fallas que pueden afectar el rendimiento de los teléfonos, algo que se va solucionando a través de actualizaciones.

Es por esta razón que los nuevos equipos del mercado traen incorporada la última versión, mejorada, del sistema operativo, bien sea Android o iOS. Pero la adaptación de esa nueva versión a equipos más antiguos es algo complicado, pues pasar los archivos, aplicaciones instaladas y configuraciones de un teléfono antiguo «es como querer cambiar la plomería de la casa sin romper las paredes» asegura Sergio Ramos, editor de SocialGeek.

Para nadie es un secreto que las principales compañías de la industria buscan posicionarse con equipos de alta gama de buen diseño, grandes prestaciones, buenos materiales y la última versión del sistema operativo. Actualmente en el mercado existen teléfonos que se adaptan a las necesidades de cada consumidor. Las familias de teléfonos son muy amplias y las principales marcas como Samsung, Huawei, LG y Motorola, ofrecen muchas opciones para cada usuario.

En conclusión, para cambiar de dispositivo hay que tener varios factores en cuenta, entre los cuales se encuentran los siguientes.

  • Algún fallo en el hardware que sea demasiado costoso de reparar
  • Problemas en el software que no puedan solucionarse
  • Desgaste excesivo del terminal por el paso del tiempo

Existen otras razones para cambiar de dispositivo, pero no son realmente relevantes. Cabe resaltar que, los teléfonos que nos encontramos en el mercado, pueden tener una vida útil de 2 hasta 3 años si tienen un buen cuidado.

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