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Stiven Cartagena

29 de abril de 2019

Game of Thrones 8×03: ¿Qué le decimos al Dios de la muerte?

Si en el episodio anterior tuvimos muchos sentimientos encontrados, en este tercer capítulo todavía que sentimos muchos más. Tal y como se vió en el final del segundo capítulo, la muerte había llegado a la puerta.

De esta manera, el gran ejército que se encargaría de la defensa de Winterfell nos recordaba a la importancia de esta batalla contra los Caminantes Blancos y el Rey de la Noche que básicamente se resume en un encuentro con la muerte.

La formación que nos dejaba ver aquellos ejércitos que pelearían por Winterfell sí que nos daban esa sensación de victoria. Vimos a los dothraki, a los inmaculados, a los salvajes, a los de la Guardia de la Noche, los integrantes de la Hermandad, así como todos los norteños unidos. Pero lo más importante, vimos a los personajes que estaban al mando de estos ejércitos: Ser Jorah, Gusano Gris, Edd, Tormund, Beric Dondarrion, Brienne de Tarth y a su lado, Jaime Lannister.

Desespero e impotencia

Aunque ya conocíamos cuál sería la estrategia en Winterfell para la batalla, así como sus preparativos con el vidriodragón, no esperábamos la impotencia que nació sobre aquellos que poco a poco iban viendo cómo los Espectros llegaban por montones. El fracaso de cada orden, de cada ataque fue tal que pensamos por momentos que ya no habría un final feliz.

Los primeros en abrir la guerra fueron los dothrakis, quienes murieron en apenas segundos. Claro que esto fue muy triste luego de tanto cabalgar al lado de su Khaleesi durante ocho temporadas. Los temibles dothrakis fueron consumidos de un vistazo y sin piedad. Así, poco a poco fue fracasando la defensa de Winterfell ante nuestros ojos, incluso con la ayuda de Daenerys y Jon Snow quienes montaban los dragones.

El miedo se dejaba entre ver en la cara de todos, aunque también había cierta esperanza y valentería; sobre todo por el hecho de saber que la batalla no era solo por defender una ciudad, sino la vida misma. Pasaron tantas cosas que es casi imposible resumir a detalle cada una, pero sin duda conocimos a las mujeres más valientes que hayamos visto en todo Game of Thrones: Lady Mormont y Arya Stark. La primera al negarse a entrar en la criptas con los ancianos y niños y cuando, con su último aliento, mató al gigante Espectro.

La segunda por ser quien derrotó al temible Rey de la Noche y su ejército. Cuántas cosas desprendió este momento: la misión de Melisandre, los planes del Señor de la luz, el sentido de la vida de Beric Dondarrion; así como las interpretaciones del príncipe que fue prometido. Muchos ciclos llegaron a su fin para que Arya pudiera cumplir su misión: vencer el invierno. Al ser destruido su Rey, sus caminantes también desaparecieron y los Espectros perdieron la vida.

Pero no todo sucedió en plena batalla, también vimos escenas en los que varios personajes se reivindicaron, tanto con otros como con ellos mismos. En el caso de Theon, quien defendió a flechas y lanza a Bran. Como Sandor Clegane con la misma Arya. Ser Jorah con Daenerys, que aunque esta ya lo había perdonado antes, sí que fue emotivo ver cómo se sacrificaba por su amada Khaleesi hasta no dar más. Incluso Tyrion con Sansa.

Muchos quedaron con la duda de si este era el final que merecía el Rey de la Noche, pero desde el primer minuto del primer episodio de esta temporada la amenaza de los Caminantes estaba ahí. Obviamente se necesitaron de muchos personajes más para poder terminar esta amenaza, pues tal como le dijo Bran a Theon, todo lo sucedido tenía un propósito, y si vemos a cada personaje así fue para cada uno.

En este episodio también despediamos a Melisandre, quien cumplió con su misión, darle fin a la noche oscura. A Edd de la Guardia de la Noche, quien salvó a Sam. Eso sí, debemos decir con orgullo: Larga vida a Lyanna Mormont, mejor conocida como Lady Osita.

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