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Illimani Patiño

14 octubre, 2019

Investigadores piden terminar los programas de viajero frecuente para ayudar a combatir el cambio climático

Volar es extremadamente costoso para el medio ambiente debido a los altos niveles de energía que se necesitan para elevar un avión. Sin embargo, en los últimos años se ha visto como cada vez se democratizan más los precios de los vuelos, ocasionando una alta demanda en los viajes aéreos y generando cada vez más altos niveles de contaminación.

Esto es especialmente grave en Europa y Asia, donde los precios de los vuelos pueden llegar a los 10 dólares, haciendo de esta una opción mucho más barata que los viajes clásicos en tren, bus o barco.

Es por esto que, en el contexto de la emergencia climática mundial, el Comité del Cambio Climático (CCC) del gobierno británico ha pedido públicamente al parlamento prohibir o regular los programas de viajero frecuente, con el objetivo de disminuir la cantidad de viajes que toman las clases más adineradas del país, quienes, en muchos casos, tienen incentivos para tomar vuelos innecesarios solo con el objetivo de mejorar su estatus de miembro del programa.

Una de las formas de regulación que recomienda el comité es el de establecer un impuesto a los miembros de estos programas, quienes son los responsables de la mayor parte de la contaminación ocasionada por el transporte aéreo.

Según el comité, el 15% de la población de Reino Unido es responsable por el 70% de los vuelos que se realizan en el país europeo, muchos de los cuales son de trayectos ‘cortos’ que se podrían realizar con medios de transporte mucho más eficientes como el tren.

Así mismo, se recomendó la implementación de nuevas regulaciones que obliguen a las aerolínea a explicar a sus clientes de manera simple y sencilla cuánto contamina el uso del transporte aéreo, por ejemplo el porcentaje del total de emisiones de gases de un hogar. También se solicitó la disminución en los precios de los boletos de tren mediante subsidios, ya que esta es la opción más eficiente en términos de uso de energía para el transporte público.

Reino Unido fue el primer país del grupo de potencias económicas globales en comprometerse a tener cero emisiones netas de emisiones de carbono para 2050. Sin embargo, cumplir este objetivo requiere una verdadera transformación en la economía que actualmente depende de los combustibles fósiles.

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