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Stiven Cartagena

24 julio, 2018

Descubren restos de radiación de Fukushima en botellas de vino

Cuando hay una catástrofe, la hora juega un papel crucial, y existen dos momentos que Japón no podrá olvidar y que no solo afectan a este país, sino también al resto del planeta.

Cerca de las 02:00 P.M del 11 de marzo de 2011, hora local, se produjo un terremoto de magnitud 9 en la escala sismológica de magnitud. Tres de las unidades de la central de Fukushima se detuvieron inmediatamente, La luz se fue y comenzó el protocolo para evitar un desastre.

No obstante, una hora después llegó un tsunami que arrasó al central y provocó que los motores de emergencia de la misma se detuviera, provocando uno de los mayores desastres ecológicos de la historia.

A raíz de esto, miles de personas tuvieron que salir de Fukushima, los efectos de la radiación se dejaron ver por todo el globo. De hecho, el Instituto Noruego de Investigación del Aire reveló la dosis de radiación que se ha transportado por los aires.

En 1980 se comenzó a utilizar el Celsio-137, un isótopo que se produce en la fisión nuclear en armas y reactores, esto para comprobar si un vino era anterior a 1945 o no.

Si contenía Celsio-137, el vino estaba contaminado. Eso sí, debemos tener en cuenta que la radiación del vino que se comercializa en la actualidad, no es un peligro para el organismo, pues son pequeñas moléculas que podrían ser comparables con otros elementos radioactivos presentes en alimentos, como una manzana, por ejemplo.

Michael Pravikoff, físico del Centre d’Etudes Nucléaires de Bourdeaux-Grandignan encontró varias boletas de vinos Cabernet Sauvignon cosechados entre 2009 y 20120. Les realizó la prueba del Celsio-137 para medir el nivel de radiación. Aunque no encontró resultados satisfactorios.

De esta manera, decidió incinerar las botellas a 500º para medir la radiación de los sobrantes. Concluyendo que efectivamente tenía isótopo Celsio-137 en las botellas posteriores al desastre de Fukushima.

Varios investigadores afirman que todo esto fue fruto de la curiosidad científica, asegurando que no existe peligro alguno en consumir este vino, pero es un dato curioso que nos muestra cómo, aunque pasen los años, estamos transformando la Tierra.


ScienceAlert

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