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Stiven Cartagena

21 enero, 2020

CEO de Softbank ayudará a construir la nueva capital de Indonesia

Si alguna vez te has preguntado cómo sería una ciudad del siglo XXI concebida y financiada por un tecno-aficionado, es posible que no tengas que hacerte la misma pregunta nunca más.

Yakarta, la capital de Indonesia, está superpoblada, inundada, perdiéndose cada día más en el agua que la rodea. Es por ello que el Gobierno de Indonesia quiere construir una nueva ciudad capital. Esto no es nuevo, ya que el gobierno de dicho país lleva tres años estudiando sitios potenciales que puedan servir para la construcción de una super ciudad, teniendo como favorita a la provincia de Kalimantan Oriental debido a su bajo riesgo de inundaciones, incendios forestales y erupciones de volcanes.

Sin embargo, para poder realizar la gran hazaña, Indonesia le pidió al CEO de Softbank, Masayoshi Son, y al ex primer ministro británico, Tony Blair, ayuda para poder construir la nueva capital.

De esta manera el país asiático ha creado un comité para supervisar y manejar la construcción de esta nueva ciudad capital, y esos dos miembros estimados de la élite global se sentarán en dicho comité, según informó el medio Bloomberg .

La nueva capital estará en la isla de Borneo, donde el medio citado informa que Indonesia ha «identificado 256,000 hectáreas de tierra», que es aproximadamente cuatro veces el tamaño de Yakarta, la capital actual.

La situación con Yakarta es obviamente insostenible, pero no deja de sorprender que el mismo dueño de WeWork y un Príncipe Heredero resolvieran ese problema, quienes ciertamente tienen mucho dinero para aportar a la mesa pero muy poco el camino de la experiencia en planificación urbana.

Yakarta no es la primera y tampoco será la última ciudad en enfrentar una crisis existencial como respuesta al cambio climático. Y como con todos los cambios sísmicos, una de las preguntas clave es cómo tratar el problema de manera equitativa. El hecho de que Indonesia haya traído a dos de los hombres más ricos del mundo y uno de sus ciudadanos globales mejor conectados a esa red de riqueza para planificar una nueva ciudad capital no es un buen augurio.

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